sábado, 10 de julio de 2010

Para Argentina y Uruguay (los países unidos y separados por el Rió de la Plata) estos son tiempos difíciles, tiempos de electricidad y tango. Mucho tango. Y no me refiero al tourist tango, sino al verdadero tango: ése que es parte del sistema sanguíneo rioplatense, el que nos pone melancólicos, nostálgicos o simplemente tristes. El tango que nos hace bailar, reír y hacer el amor. El cofre de memorias demasiado dolorosas para recordar o demasiado dulces como para olvidar.

Acerca del gaucho, el símbolo de la vida rural en Argentina, se ha dicho que, por mas que sufra, siempre ha tenido al verde, la pampa, la brisa el aire libre... Pero, cuando el dolor del gaucho se transforma en ciudad, se convierte en tango. Y es ahí cuando esta profunda expresión de vida urbana obtiene su libertad. El tango esta lleno de peligro, sexo y desasosiego.

''Tango que me hiciste mal y sin embargo te quiero'', una de las lineas mas famosas del genero, es quizás una de las claves para entender por que, a pesar de su aparente oscuridad, el tango continua siendo un instrumento de perfecta belleza, que nos permite crear magia en medio de todo tipo de calamidades...

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